Tuvimos varios momentos a destacar en la mañana de ayer Domingo por la sierra de Madrid que intentaré comentar, pero me quedo con dos: uno la cara de satisfacción del amigo Jesús (Zerolito), organizador de esta salida por la sierra madrileña y dos: la cerveza que acompaño al bocata de tortilla después de bajar al puerto de cotos.
Quizá sean razones suficientes para dar por buena esta mi primera experiencia montañera, si a esto le unes que pase la mañana con un grupo de buena gente el resultado final fue una muy buena mañana en la montaña.
Dar por buena no significa que se repita, NO, o quizá si, quien sabe. Ahora a toro pasado, todo se ve mucho más bonito, incluso bucólico diría yo “ esos collados preciosos” ese arco iris de cine” los cojones. He de reconocer que pase miedo. Un miedo controlado eso sí, que a veces mola, ese subidón de estar ahí arriba entre piedras con lluvia y viento. Quizá sea exceso de respeto a un medio que desconozco, pero pasé mieditis aguditis.
El amigo Jesús había preparado con mucho mimo y cariño esta salida, pero mi ignorancia sobre la montaña me hizo pensar que sería una ruta dura por las continuas subidas, pero nunca imagine que pasaríamos por crestas y riscos tan altos y con tanta dificultad.
Mi relación con la montaña se resume en las típicas subidas en invierno hasta el puerto de turno, tirar cuatro bolas con los niños y comer el bocata de panceta.
Con estos antecedentes y después de perderme este verano en un paseo marítimo, os podéis imaginar…. Cuando habíamos subido unos doscientos metros desde el puerto, yo estaba más perdido que perdido. Todos los montes me parecían iguales, los collados sin ningún camino al que seguir, a pesar de las marcas que se supone que se tienen que ver de una a la otra, los cojones, se ven cuando el sendero esta claro pero cuando hay dudas, no ves ni un puñetero mojón de piedritas. Total, que sí aquello era muy bonito, precioso, pero yo me encontraba perdido, en un lugar que no estaba pensado para estar allí mucho tiempo sin morirte de frio. ¿pero que hago yo aquí? Pensaba….Con lo cual no me quedaba más remedio que confiar en mis amigos, seguirles y rezar para que la niebla amenazante no bajara a por nosotros… ñan ñan ñan jajajaja. Me rio ahora pero…..con niebla ahí arriba nos perdemos fijo. ¡¡ que zuzto ¡¡
La expedición estaba formada por unos cuantos montañeros de mucho prestigio paquetil, solo hay que ver las fotos, con pantaloncitos cortos y zapas de asfalto..unos catacracs:
Los que parecían más experimentados eran Jesús (Zerolo) la cabeza pensante del grupito, ha estado muchos días pensando en esta aventura la criatura, y Nacho (Silvestre), otro espabiladillo que parecía que entendía un poco más de los mapas esos que llevaban. Ambos intentaban darme confianza “tranquilo Lander, esto está controlado” me decían para darse confianza el uno al otro jajaja que jodios. En fin no me quedaba otro remedio que seguirles. Pero pofesinal pofesional no se les veía a las criaturas.
Luego teníamos a Carlos (Darht Vader) que claro, como todo le pilla cerca de casa el tío tan tranquilo, como si estuviera en la casa campo, hablando por el movil, aprovecho la mañana para arreglar algún pleito fijo. Luego se extraña de pillar kilos ainssss …
El Chulitón de Avila , otro, que atrevida es la ignorancia, como venía crecidito de la cuesta del tirón, alaaaaa, que sí que sí, que yo quiero claveles, el tio empeñao en pasar por la dichosa cresta aquella. Yo creo que algo de mieditis también paso, le recuerdo detrás de mí, cerrando el grupo en el paso de claveles, con los pelillos mojados. Yo pensaba : - “si yo resbalo voy para abajo y no me salva ni Dios, pero si resbala este goldito me arrastra y vamos para abajo los dos” con lo cual recé por mi y por el. Que miedo chacho.
Y Jorge ( pardillete) hubiera preferido conocerte tomando cañas por malasaña amigo, pero el destino es así, en cualquier caso un placer ponerte cara y gracias por tu crónica que me ha encantado.
Pues con esta panda de delincuentes tenía que tirar para delante, no había otra.
Tras unas breves dudas después de subir a los primeros collados y preguntando a unos amables montañeros tomamos buena dirección a peñalara. Yo veía que aquello cada vez se ponía más empinado, las piedras eran más grandes y los espacios de apoyo menores. Por lo visto habíamos llegado al paso de los claveles, el techo de Madrid, 2.400 metros. Pufff, que cresta, de rocas chacho. Fue para mí sin duda el momento más delicado.
..Esa miradita hacía abajo y pensar: joder que pedazo de ostión si me resbalo, lo mejor será no volver a mirar..
...Ese grito:¡¡ CHICOS ¡¡¿ SEGURO QUE VAMOS BIEN?
El tramos más peligroso, había que hacerlo a cuatro patas, buscando como mínimo tres apoyos, el viento y la lluvia fina azotaban y el ir agachadito era una máxima de la prudencia. Si levantabas la gaita el viento podía volcarte.
La lluvia nos empezó a mojar nada más comenzar el ascenso y la sensación de frío apareció pronto, sobre todo en manos y pies mojados, pero ahí arriba el corazón empezo a latir un poco más rápido por la adrenalina que produce una situación desconocida, con su punto de peligro, y nada más cruzar la famosa cresta de los claveles el frío dejo paso a una sensación de calor, casi sofoco muy agradable. Me parecía mentira que sobre todo las extremidades unos momentos antes heladas de frio ahora después de pasar el “peligro” estuvieran al rojo vivo.
Sentí un especial alivio cuando Jesús y Nacho me dijeron que habíamos pasado lo peor. Quedaba bajar. También tiene su dificultad, pero con mucho cuidado y tranquilidad, piedra a piedra, paso a paso llegamos a la base de la montaña desde donde lo cierto es que impresiona ver la cresta de la montaña por donde momentos antes habíamos pasado.
A partir de ahí todo fue facil y divertido. A ratos trotábamos donde nos lo permitía el terreno, a ratos andábamos , incluso me permití darles unos metros de ventaja, para desde unos 30 metros por encima de sus cabecitas pensantes, apedrear a esta panda de delincuentes para que sintieran una miaja del miedo que había pasado yo allí arriba.
Ya estábamos en la pista, muy agradable de corretear que nos llevaría al ansiado punto de partida. El puerto de Cotos.
Me olvidaba, el lago de los pájaros ese, también precioso. Mu potito. No se puede ni beber agua…jajaja
Después de las tres horas que nos llevo hacer los 13 km de ruta, disfrute muchísimo viendo la cara de satisfacción del amigo Jesús los demás compañeros de aventura y tomando esa cerveza en compañía de los familiares de Nacho…ummm que rica.
A pesar de mis miedos, ha sido una preciosa experiencia. Gasias paquetes, os quiero.
Ilusionados saludos
Quizá sean razones suficientes para dar por buena esta mi primera experiencia montañera, si a esto le unes que pase la mañana con un grupo de buena gente el resultado final fue una muy buena mañana en la montaña.
Dar por buena no significa que se repita, NO, o quizá si, quien sabe. Ahora a toro pasado, todo se ve mucho más bonito, incluso bucólico diría yo “ esos collados preciosos” ese arco iris de cine” los cojones. He de reconocer que pase miedo. Un miedo controlado eso sí, que a veces mola, ese subidón de estar ahí arriba entre piedras con lluvia y viento. Quizá sea exceso de respeto a un medio que desconozco, pero pasé mieditis aguditis.
El amigo Jesús había preparado con mucho mimo y cariño esta salida, pero mi ignorancia sobre la montaña me hizo pensar que sería una ruta dura por las continuas subidas, pero nunca imagine que pasaríamos por crestas y riscos tan altos y con tanta dificultad.
Mi relación con la montaña se resume en las típicas subidas en invierno hasta el puerto de turno, tirar cuatro bolas con los niños y comer el bocata de panceta.
Con estos antecedentes y después de perderme este verano en un paseo marítimo, os podéis imaginar…. Cuando habíamos subido unos doscientos metros desde el puerto, yo estaba más perdido que perdido. Todos los montes me parecían iguales, los collados sin ningún camino al que seguir, a pesar de las marcas que se supone que se tienen que ver de una a la otra, los cojones, se ven cuando el sendero esta claro pero cuando hay dudas, no ves ni un puñetero mojón de piedritas. Total, que sí aquello era muy bonito, precioso, pero yo me encontraba perdido, en un lugar que no estaba pensado para estar allí mucho tiempo sin morirte de frio. ¿pero que hago yo aquí? Pensaba….Con lo cual no me quedaba más remedio que confiar en mis amigos, seguirles y rezar para que la niebla amenazante no bajara a por nosotros… ñan ñan ñan jajajaja. Me rio ahora pero…..con niebla ahí arriba nos perdemos fijo. ¡¡ que zuzto ¡¡
La expedición estaba formada por unos cuantos montañeros de mucho prestigio paquetil, solo hay que ver las fotos, con pantaloncitos cortos y zapas de asfalto..unos catacracs:
Los que parecían más experimentados eran Jesús (Zerolo) la cabeza pensante del grupito, ha estado muchos días pensando en esta aventura la criatura, y Nacho (Silvestre), otro espabiladillo que parecía que entendía un poco más de los mapas esos que llevaban. Ambos intentaban darme confianza “tranquilo Lander, esto está controlado” me decían para darse confianza el uno al otro jajaja que jodios. En fin no me quedaba otro remedio que seguirles. Pero pofesinal pofesional no se les veía a las criaturas.
Luego teníamos a Carlos (Darht Vader) que claro, como todo le pilla cerca de casa el tío tan tranquilo, como si estuviera en la casa campo, hablando por el movil, aprovecho la mañana para arreglar algún pleito fijo. Luego se extraña de pillar kilos ainssss …
El Chulitón de Avila , otro, que atrevida es la ignorancia, como venía crecidito de la cuesta del tirón, alaaaaa, que sí que sí, que yo quiero claveles, el tio empeñao en pasar por la dichosa cresta aquella. Yo creo que algo de mieditis también paso, le recuerdo detrás de mí, cerrando el grupo en el paso de claveles, con los pelillos mojados. Yo pensaba : - “si yo resbalo voy para abajo y no me salva ni Dios, pero si resbala este goldito me arrastra y vamos para abajo los dos” con lo cual recé por mi y por el. Que miedo chacho.
Y Jorge ( pardillete) hubiera preferido conocerte tomando cañas por malasaña amigo, pero el destino es así, en cualquier caso un placer ponerte cara y gracias por tu crónica que me ha encantado.
Pues con esta panda de delincuentes tenía que tirar para delante, no había otra.
Tras unas breves dudas después de subir a los primeros collados y preguntando a unos amables montañeros tomamos buena dirección a peñalara. Yo veía que aquello cada vez se ponía más empinado, las piedras eran más grandes y los espacios de apoyo menores. Por lo visto habíamos llegado al paso de los claveles, el techo de Madrid, 2.400 metros. Pufff, que cresta, de rocas chacho. Fue para mí sin duda el momento más delicado.
..Esa miradita hacía abajo y pensar: joder que pedazo de ostión si me resbalo, lo mejor será no volver a mirar..
...Ese grito:¡¡ CHICOS ¡¡¿ SEGURO QUE VAMOS BIEN?
El tramos más peligroso, había que hacerlo a cuatro patas, buscando como mínimo tres apoyos, el viento y la lluvia fina azotaban y el ir agachadito era una máxima de la prudencia. Si levantabas la gaita el viento podía volcarte.
La lluvia nos empezó a mojar nada más comenzar el ascenso y la sensación de frío apareció pronto, sobre todo en manos y pies mojados, pero ahí arriba el corazón empezo a latir un poco más rápido por la adrenalina que produce una situación desconocida, con su punto de peligro, y nada más cruzar la famosa cresta de los claveles el frío dejo paso a una sensación de calor, casi sofoco muy agradable. Me parecía mentira que sobre todo las extremidades unos momentos antes heladas de frio ahora después de pasar el “peligro” estuvieran al rojo vivo.
Sentí un especial alivio cuando Jesús y Nacho me dijeron que habíamos pasado lo peor. Quedaba bajar. También tiene su dificultad, pero con mucho cuidado y tranquilidad, piedra a piedra, paso a paso llegamos a la base de la montaña desde donde lo cierto es que impresiona ver la cresta de la montaña por donde momentos antes habíamos pasado.
A partir de ahí todo fue facil y divertido. A ratos trotábamos donde nos lo permitía el terreno, a ratos andábamos , incluso me permití darles unos metros de ventaja, para desde unos 30 metros por encima de sus cabecitas pensantes, apedrear a esta panda de delincuentes para que sintieran una miaja del miedo que había pasado yo allí arriba.
Ya estábamos en la pista, muy agradable de corretear que nos llevaría al ansiado punto de partida. El puerto de Cotos.
Me olvidaba, el lago de los pájaros ese, también precioso. Mu potito. No se puede ni beber agua…jajaja
Después de las tres horas que nos llevo hacer los 13 km de ruta, disfrute muchísimo viendo la cara de satisfacción del amigo Jesús los demás compañeros de aventura y tomando esa cerveza en compañía de los familiares de Nacho…ummm que rica.
A pesar de mis miedos, ha sido una preciosa experiencia. Gasias paquetes, os quiero.
Ilusionados saludos

