Ávila fria....ja ja ja.

Eso sí, sin madrugar mucho. Te presentas allí sobre las 11 de la mañana, te reciben como si fueras una autoridad en el mirador de los cuatro postes, un sitio con unas vistas de la ciudad preciosas. Te llevan en coche oficial hasta un bonito parque a orillas del río. Haces un rodaje paquetil primero serpenteando la vereda del río, luego pasando por un par de pueblitos, disfrutando del aire limpio y observando grandes rapaces. Vuelta a la bonita ciudad trotando a pies de la muralla y los más emblemáticos monumentos.

Duchita repone dora. Se acerca la hora de la comida y a las autoridades ya se sabe, los mejores sitios. Nos informan que un cochinillo ha sido asado recientemente para la ocasión. Efectivamente pudimos dar cuenta de ello. Espectacular. Por delante un poquito de jamón y un consomé de verduras delicioso. Por detrás un poquito de ensalada con helado de turrón y pizcas de chocolate negro. Todo ello regado con un vino de Toro con cuerpecillo, bien armado.

Como en los mejores restaurantes, tuvimos que hacer salir de los fogones a la artífice de aquél deleite. Además de darnos de comer fenomenal, nos saludo con la mejor de sus sonrisas. Gracias María.

El día paso rápido, como en un abrir y cerrar de ojos. La buena compañía hace que el reloj avance sin piedad. Lo que para algunos es una de las ciudades más frías del país, para otros se convierte en una ciudad amable y cálida.

Gracias por vuestra hospitalidad amigos.